Historia Balneario Imprimir
Escrito por Hector   
Viernes, 11 de Diciembre de 2009 18:33

 

 

 

El balneario aragonés de los Baños de Segura está desde hace varios años sin servicio, abandonados. Pero miles de personas que pasaron por ellos durante los últimos siglos abalan lo beneficioso de sus aguas que aún manan, desperdiciando una parte del potencial sanitario y económico de nuestra comarca. Aquí exponemos parte de su larga historia, hasta comienzos del siglo XX.

 

 

Segura de los Baños (Teruel)

En su término y en un extremo de la zona minera de Utrillas, a 5 Km de la población, hay un balneario, situado a corta distancia del nacimiento y siguiendo el curso del río Aguas. Surge el caudal de varios y abundantes manantiales de agua mineral, famosa por su eficacia para combatir diversas enfermedades. Pero lo más notable de estas aguas, consiste en su singularidad con relación a ciertos padecimientos del aparato ocular, lo cual constituye la verdadera especialización terapéutica de las mismas.

La temperatura del balneario, es muy agradable durante la temporada oficial, que va desde el 15 de junio al 15 de septiembre, y el clima es sumamente saludable, ya que la sola permanencia en el establecimiento durante algunos días, determina en los niños y personas débiles y enfermizas, notable y muy beneficiosa reacción.

Sus aguas

No obstante que las aguas del manantial no ofrecen ni olor ni sabor especiales, debió de llamar la atención de los habitantes de aquella comarca, su permanente transparencia aún en las épocas más lluviosas, así como las burbujas que se rompen en la superficie, de los muchos charcos o balsas, que existen a una u otra orilla del río.

No está escrita minuciosamente la historia de este establecimiento, ni se sabe por que época, comenzarían a emplearse las aguas como medicinales, pero el primer edificio que allí se levantó, fue un santuario con advocación de San Ramón, erigido por el cabildo eclesiástico de Segura de los Baños en 1716. Posteriormente se construyó una casa, contigua a dicha ermita y que hoy se llama casa del rincón, una y otra edificada en la explanada que se extiende a la margen izquierda del río, dando frente al camino de Segura.

Por entonces sólo se usaba el agua en bebida, pues no había establecimiento de baños., Las aguas permanecían en sus manantiales, sin estar recogidas en un arca como luego se hizo, y los enfermos acampaban en aquellas inmediaciones bajo improvisadas tiendas, que los guareciesen de la intemperie. Y cosa notable, la curación del reumatismo se obtenía con tanta seguridad como ahora, no obstante tan malas condiciones y a pesar de la falta del baño, concurriendo en aquella época cuatro o cinco veces más bañistas que en la actualidad.

Creación de los Baños

Poco tiempo después, el mismo cabildo, recogió un manantial en la orilla izquierda del río, y lo condujo hasta unos baños que construyó, en la parte baja de una casa llamada del puente. En dicha casa había cuatro bañeras, que se llenaban del agua que desde el manantial, iba a ellas por un conducto de tejas, cuyos restos se encontraron en una excavación hecha en 1860. Como la temperatura del agua, no es muy elevada, se calentaba en una caldera y se llevaba en cubos a las pilas, para dar a los baños la temperatura deseada.

Más habiendo acontecido, que una crecida del río se llevó parte de la casa del puente, destruyendo mucha obra de la planta baja, en donde estaban las bañeras, quedando destruidas estas y las cañerías; se edificó otra al lado del río, en donde se buscaron y recogieron otros manantiales.

La casa es de un sólo piso, compuesta de cuatro piezas, con dos departamentos cada una, para desnudarse y vestirse el bañista y permanecer en la cama después del baño, y el otro que ocupaba la pila o bañera. Esta casa se llama hoy de las pilas viejas, las cuales están casi abandonadas por su mala construcción y deterioro. Se entra en un estrecho pasillo y a su derecha se hallan las habitaciones descritas, y a la izquierda las bañeras, que son de ladrillo, excavadas en el suelo, y cubiertas sus paredes de un betún impermeable.

Contigua a esta casa de baños, se edificó otra llamada de la fuente, y cuya fuente recibe el agua del nuevo manantial, que se busco en la margen derecha del río, distribuyéndose por cañerías de barro en la pila de que hemos hablado.

Otra casa contigua a la ermita se construye para hostelería que posteriormente recibió más ensanche, y es conocida con el nombre de Casa Fonda. En 1846 desaparecieron repentinamente las aguas, mas como existen tantos manantiales, no fue difícil volver a llevarlas al arca, y desde entonces, no ha ocurrido ningún otro contratiempo de esta índole. Todas las obras hasta aquí citadas, se hicieron, bajo la dirección del cabildo eclesiástico de Segura, siendo de advertir que los vecinos que se curaban, trabajaban gratuitamente y el pueblo facilitó los materiales necesarios, razón por la cual gozan del privilegio de usar las aguas, sin sujeción al pago que establecen las tarifas para los bañistas.

 

 

 

Vista desde el cañon en el Aguasvivas.  Foto Joaquín Ruiz

 

Reloj de sol de 1710 en la casa fonda.  Foto Javier Lozano

 

Casa de baños de la margen derecha. Foto Javier Lozano

Las guerras carlistas

En tal estado continuaron los baños, hasta la época de la guerra civil, llamada de los siete años [primera guerra carlista (1833-1840)]; Durante ella, no sólo se resintieron los abundantes pinares del distrito, sino que habiéndose fortificado Ramón Cabrera en Segura de Baños, la población sufrió las consecuencias de un sitio tan obstinado, como lo fue la resistencia. Hasta que el 29 de febrero de 1840, el carlista se rindió a la división mandada, por el Duque de la Victoria. Mas la población era ya un montón de ruinas; de unas 800 casas, apenas quedaban 100 en pie.

Los baños participaron de estas catástrofes, pues fueron incendiados, quemándose la llamada casa del rincón y la hospedería. Concluida la guerra, fueron adjudicados los baños al pueblo, como indemnización por los daños que había sufrido en ella; pasando otra vez a bienes eclesiásticos, hasta que al fin el gobierno, dispuso su enajenación y pasaron a ser propiedad particular.

Con posterioridad, fueron practicadas diversas obras y mejoras, que para aquella época, pusieron a regular altura el balneario. Pero la insuficiencia de ellas y la dificultad de medios de comunicación, que hasta hace muy poco existía, fueron parte de las razones, para que el balneario no se viera tan concurrido, como parece corresponder a la bondad de sus aguas.

Comienza el siglo XX

Hoy ha desaparecido esta última dificultad, merced al ferrocarril [inaugurado en 1904].

Hace pocos años, el balneario fue casi destruido por una inundación, pero ha vuelto a ser utilizado.

Última actualización el Miércoles, 08 de Septiembre de 2010 21:12